Relatores en tiempos de inteligencia artificial: ¿reemplazo o transformación?

Una reflexión sobre el rol de Relatores judiciales frente a los avances de los Modelos de Lenguaje en el análisis de contenidos.

J.P. Aravena

9/5/20252 min read

a close-up of a curtain
a close-up of a curtain

El rol de los relatores en el sistema judicial chileno ha estado tradicionalmente vinculado a una función clave: sintetizar y exponer los antecedentes de una causa para facilitar la deliberación de los jueces. Su tarea, históricamente, ha consistido en estudiar los expedientes, seleccionar los puntos relevantes y presentarlos de forma ordenada, neutral y comprensible.

Sin embargo, en el escenario actual, marcado por el avance de la inteligencia artificial y en particular de los modelos de lenguaje, resulta inevitable preguntarse por la vigencia y evolución de esta función. Hoy, las tecnologías de procesamiento de lenguaje natural ya permiten analizar grandes volúmenes de texto, elaborar resúmenes consistentes e incluso responder preguntas específicas sobre el contenido de esos textos. En otras palabras, las capacidades técnicas de la IA se superponen de manera evidente con las labores que los relatores han desempeñado por décadas.

El potencial de los modelos de lenguaje en la labor judicial

El uso de sistemas capaces de procesar expedientes completos, generar extractos automáticos y responder consultas en lenguaje natural abre un horizonte de posibilidades para el quehacer judicial. Los jueces podrían acceder a resúmenes inmediatos de una causa extensa y, además, interactuar directamente con el contenido a través de preguntas específicas, algo que supera con creces la exposición estática de un relator en audiencia.

Desde el punto de vista de la eficiencia, este cambio podría significar una reducción en los tiempos de estudio y deliberación, así como una estandarización en la forma de presentar los antecedentes.

Riesgos y limitaciones de la sustitución directa

No obstante, asumir que la IA puede reemplazar automáticamente a los relatores sería simplificar en exceso la discusión. La labor del relator no es solo técnica, sino también interpretativa y orientada a garantizar fidelidad, pertinencia y precisión jurídica. La supervisión humana sigue siendo indispensable para controlar sesgos, verificar la completitud de los antecedentes y asegurar que la exposición respete las particularidades de cada caso.

Además, la confianza de los jueces en la información recibida es un elemento fundamental. La transparencia en los procesos de razonamiento de la IA y la validación de sus resultados representan desafíos todavía no resueltos plenamente.

Hacia un modelo de colaboración humano–IA

En este contexto, quizá la pregunta no sea tanto cuándo serán reemplazados los relatores, sino cómo se transformará su rol. Más que desaparecer, podrían evolucionar hacia un modelo en el que actúen como curadores del trabajo de la inteligencia artificial, encargados de revisar, validar y contextualizar los insumos generados por los sistemas automáticos.

De esta forma, el relator dejaría de ser un mero expositor de expedientes para convertirse en un intérprete y garante de la calidad de la información que llega a los jueces, integrando habilidades técnicas, jurídicas y éticas en un ecosistema donde la IA se convierte en una herramienta de apoyo.